miércoles, 4 de abril de 2012

Cómo es un loco.


Teorías pendientes de comprobación: Locura.





 Siempre escuché, por parte de estudiantes de psicología, que Lacan es un tipo difícil de leer…A la altura en que estos estudiantes se chocan con Los Escritos, han asimilado la estructura discursiva del texto “académico” al punto de que no se vislumbra con claridad el hecho de que toda realización teórica se expresa a través de signos, de representaciones de los hechos. La pretensión de univocidad de significado de los tratados de psicología se desmorona con Lacan, porque él comprende  el modelo estructuralista (primer Lacan)   en el campo paradigmático de la lingüística  en boga al momento de pensar en la etiología de las psicosis. Lacan escribe, entonces, a sabiendas de  que lo que hace, es ante todo, un juego con el discurso, no es casual, entonces, que el núcleo más potente de su teoría lo desarrolle con el título de “Escritos”. Lacan coloca al sujeto en el devenir de una cadena de significados que lo anteceden y lo preceden y se puede decir, groseramente, que un ser humano al nacer no es más que un conglomerado de carne y huesos informe hasta tanto sus padres o quién sea, lo introduzcan en el entramado de los símbolos. El acto mismo de ponerle nombre implica que ese pedazo de carne se inserte en la cadena, el nombre lo designa y lo envuelve en una tradición: los padres le dan así la primera cualidad del sujeto. La famosa teoría de “La metáfora del nombre del padre” (imposible de desarrollar en una entrada de blog), explica la incorporación del bebe al mundo de los signos a través de su propio nombre, es decir, la  representación de sí mismo,  primer paso en la conformación del sujeto, del yo y su ingreso a la cultura. Cabe aclarar, en esta rudimentaria explicación, que las analogías entre el signo lingüístico y el signo o “la letra “del inconsciente, sirven como modelo explicativo pero no son lo mismo, la facultad de estar “sujeto” a una cultura mediante la representación de uno mismo en el lenguaje, se logra a expensas de la sustracción del ser: el signo no es la cosa y existe sólo como representación, en tanto que, el “nombre” no es la persona, sino su ausencia.

La psicosis, la enfermedad mental crónica, que no se “cura”, tiene su origen en un fenómeno muy complejo que se traduce “forclusión” o “rechazo”: La metáfora del nombre del padre se desmorona, no se asimila la mediación entre el lenguaje y lo tangible, lo real. La ruptura del vínculo entre significados imposibilita la conformación del individuo en tanto sujeto “de la cultura”.

En la medida en que más o menos me fui interiorizando de este mecanismo me preguntaba qué pasa con ese ser humano que no pudo alcanzar la facultad de sujeto…(Algo me decía que esto era una nueva condena a la locura, que un loco no es sujeto de la cultura…algo así como “los perros no van al cielo”). Hay un texto fundamental para comprender la psicosis que revolucionó la psicología: el viejo y querido Freud había llegado a comprender que las psicosis y las neurosis son muy distintas, optó por centrarse en esta ultima patología, propia de la mujer victoriana,  consideró a la psicosis como incurable o intratable mediante el método de la transferencia y  dejó el camino abierto  para que Lacan desarrollara “De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis”.

Cuando me han preguntado cómo hago para vivir entre locos yo resumo toda la teoría en una breve explicación: todo loco, aunque no se le entienda cuando habla, o tenga un discurso caótico, también tiene una parte sana, por mínima que sea y con esa porción del sujeto que puedo comprender, vivo, interactúo, comparto y sufro. Leer la “Obra Completa” de Freud y Lacan, no cura, así como leer un tratado sobre Kinesiología no calma el dolor muscular…Pero es necesario conocer ciertos mecanismos para sobrellevar con dignidad la locura.

 Ahora me voy a apartar de lo general y voy a tomar nota de lo que es un loco, cómo es su vida, su economía, su sexualidad, su vida social. Hace poco le pregunté a una escritora que admiro si sabía lo que es un loco o si alguna vez había visto locos de verdad (y de cerca, sobre todo) y me dijo que realmente no, que solamente conocía locos menores o fingidos. Yo voy a hablar de la clase de locos que  conozco y que pertenecen al grupo de los esquizofrénicos, nombre harto genérico pera designar la naturaleza absolutamente  variada y compleja de las manifestaciones de esta enfermedad.

Vida del loco.

Como es de suponer, cada cultura tiene su propia visión respecto de la locura y la bibliografía al respecto es apasionante de leer sobre todo en Foucault, por lo que no quisiera entrometerme en un campo que apenas si conozco como lectora. Me limito a situarme sociohistóricamente en mi país, mi región y mi cultura.

Las posibilidades de tratamiento de la psicosis infantil están severamente marcadas por las variables económicas y educativas del entorno del niño. Los hijos de obreros que tienen esta enfermedad no tienen acceso a los centros especializados o lo tienen pero no disponen del capital cultural necesario para detectar la enfermedad y las posibilidades de tratamiento. Los chicos con psicosis van a parar a las escuelas especiales para chicos con distintas enfermedades, depósito tristísimo de niños que bien podrían interactuar con otros de las escuelas “comunes”. La esquizofrenia en muchos casos representa un deterioro importante de las capacidades cognitivas, pero en otros, la capacidad de aprendizaje está intacta y muchas veces, lejos de verse estimulada, se ve aplacada por un trato “diferencial” que no siempre es trato especializado precisamente.

Un niño con psicosis debe padecer las implicancias más remotas y brutales de la vieja pulseada “natura- nurtura” por lo que ha de deambular por psicopedagogos, psiquiatras, psicólogos, neurólogos quienes toman una parte de ese niño epistemológico, ya sea desde lo fisiológico, lo mecánico, lo sistémico, lo cognitivo, lo descuartizan y lo estigmatizan a temprana edad.

Unos padres (casi siempre madres, a decir verdad) de un niño con psicosis nunca son bien informados de la situación de su hijo y puedo señalar las dos causas más comunes: por un lado, los profesionales saben que realmente se trata de una enfermedad grave e incapacitante por lo que temen enfrentar la angustia de los padres, por otro lado, se subestima la capacidad de comprensión del fenómeno y consideran que los conocimientos “construidos popularmente” fuera del ámbito académico, son nocivos, peligrosos.

Aquí ya me he metido en otro problema relacionado con la economía de la cultura y es la lucha por el poder de “la especialización académica” en oposición a las lecturas no reguladas de las teorías de la mente. La apropiación de un profano en la materia de los conocimientos protocolares de la psiquiatría y sus amigas, la psicología y la neurología, es considerada peligrosa. Entre explicar “más o menos” qué está pasando con su hijo, y meterse de lleno en una materia pantanosa donde no existen La Psicología, La Psiquiatría, etc., como entidades alineadas a una misma doctrina, a una sola explicación, los profesionales prefieren no decir nada.

Por otra parte, el niño con psicosis debe enfrentar los estereotipos del cine y la literatura mal entendidos como reflejo de lo real: el psicótico es un asesino en potencia, usa sus personalidades múltiples para hacer el mal, mata a la madre, viola niños. Como todo artefacto artístico, los personajes sin conflicto carecen de atractivo (ver Cohelo, Pablo), y dentro de los tópicos del fantasy están profundamente arraigados y bellamente representados los personajes locos que hacen algo terrible a causa de su mal, lo cual no significa que un loco “normal”, corriente, necesariamente “termine” matando a alguien, o si lo hace ocurre en igual medida que en el mundo de los delincuentes comunes.

Decir “fulano es psicótico” por “fulano es un hijo de puta” también atenta contra la integridad social del niño con psicosis, una enfermedad maldita. Una vez que se sabe que un niño tiene psicosis, dejan de frecuentarlo por temor al contagio o el final trágico que puede desencadenar un loco. No lo invitan a los cumpleaños, no lo dejan ingresar a una escuela común, mucho menos en un equipo de futbol así sea de potrero. La gente en la calle siente pena por el niño y la madre que reniega con una pataleta, pero todo el peso recae en la madre, mientras la sociedad y la misma familia ignoran esa carga y sigue de largo…

Si un niño con psicosis, como todo niño, se encapricha con algo imposible (el ventilador de un comercio, por ejemplo) cualquier persona, cualquier transeúnte, se cree con derecho a dirigirle la palabra para “hacerlo razonar” y “enseñarle”, dos cosas que el niño sabe hacer perfectamente “cuando quiere”. Cualquiera se cree con derecho a “corregir “al niño con psicosis quien pone en jaque los estereotipos más básicos de la sociedad occidental: la propiedad privada, (todo le pertenece), la educación escolar (aprende de maneras atípicas, sobre todo lo referente al lenguaje, puede imitar el habla de un animal, el lenguaje de las traducciones mejicanas de películas de Hollywood), el derecho penal (sus actos son inimputables en todos los ámbitos).

Si el niño con psicosis además es pobre, es común que lo obliguen a trabajar vendiendo en la calle, o directamente es obligado a mendigar…si tiene muchos hermanos, el psicótico es condenado a la marginalidad, hoy, en mi país.

En situaciones menos extremas, el niño con psicosis, interactúa con su entorno bajo el mote de retrasado y  sus  actos son vistos con mayor indulgencia, lo cual no lo exime de la hostilidad social. Nadie desea tener como vecino a un niño psicótico que grita a cualquier hora o por cualquier cosa (tiene hidrofobia o siente que lo están torturando cuando lo bañan, necesita gritar con todas sus fuerzas antes de dormir, no soporta dormir en la cama, etc., etc., etc.).Si su familia vive en una casa alquilada, es probable que no quieran renovarle el contrato por los ruidos o las actitudes molestas del niño enfermo.

La presencia de un niño con psicosis pone a prueba la tolerancia del entorno extrafamiliar y la mezquindad de cada uno frente a lo que cuesta entender. En el imaginario social, el niño con esta enfermedad tiene que compensar sus arranques con alguna genialidad, como en la famosa película Raiman, cuando lo más probable es que a cambio de sus arranques el niño con psicosis no tenga preparado ningún número de circo…

Psicosis en el adulto.

Es extraño hablar de adultez en los casos de esquizofrenia ya que la evolución psicosexual de la persona corre por carriles distintos  al de las personas sanas y lo más difícil de entender es el hecho de que el “correr” que implica una linealidad cronológica  no existe en la esquizofrenia, tampoco conviene usar la palabra evolución en el sentido de mejoramiento ascendente ya que la generalidad es que la enfermedad evolucione en el  sentido de un deterioro psíquico cada vez mayor.

Por lo tanto no se puede hablar de adultez sino de la vida de la persona esquizofrénica  más allá de los 20 años de edad época en la cual se definen con mayor facilidad los rasgos de la esquizofrenia y probablemente cuente con algún tipo de tratamiento de orden psicofarmacológico. Los antipsicóticos funcionan sobre el sistema nervioso central inhibiendo o estimulando la dopamina y otras sustancias de orden químico que sufren alteraciones y producen alucinaciones visuales, auditivas y táctiles, alteraciones del sueño y en la alimentación, afasia, movimientos espasmódicos, risa inmotivada…

La apariencia típica del loco con pelo desgreñado y ropa grande, descolorida, tiene su explicación en el impacto que provoca en una familia con padre seniles o fallecidos la presencia de un adulto muchas veces incapaz de acceder al empleo, de generar su propia manutención por lo que sus allegados no quieren o no pueden “hacerse cargo” de una persona económicamente inactiva.

El loco que se queda sin padres depende de la caridad, la ropa usada, la pensión que otorga el estado, las academias de peluquería que necesitan voluntarios.

Qué hace un loco para no serlo, cómo se comporta, qué piensa y cómo vive son cuestiones que de por si ameritan su desarrollo en apartados siguientes.
http://www.angelfire.com/pe/actualidadpsi/lacan.html