Dirección Hospital Domingo Mercante.
Doctora Eleonora Rossi:
Me dirijo a usted, en primer lugar, para expresarle mi
agradecimiento por la paciencia y el compromiso del Doctor Diego Chimpentoledo
, del jefe de guardia de internación en
pediatría y de todos aquellos que comprendieron que la salud también se
construye desde las relaciones humanas.
Pero formalmente le solicito que tome nota de lo que pasa en
su hospital: las cucarachas son desfachatadas, se pasean por las habitaciones
de pediatría aun durante el día, las mamaderas de las cuales se alimentaron
nuestros hijos esta semana estuvieron sin esterilizar, tampoco existe el lavado
de manos, dos de los pilares básicos de cualquier protocolo hospitalario.En
cuanto a la organización del espacio, es lamentable ver el hacinamiento en la antesala
de la guardia de pediatría donde no solo conviven adultos y niños sino también
cantidad de gente en situación de calle que ocupa los bancos en primera fila
frente a la tv mientras las madres tenemos que permanecer de pie durante horas.Entretanto,
grandes extensiones del hospital están desiertas. El personal de limpieza pasa
una especie de escobillón seco por lo que el suelo es un caldo de cultivo.
Por un problema burocrático de IOMA, no tengo actualizado el
carnet de la obra social razón por la cual me veo en la necesidad de asistir al
hospital público.Como docente de la provincia de Buenos Aires creo en la
educación y la salud pública y considero irresponsable cargar las tintas sobre
la falta de recursos de la provincia, porque asumir la responsabilidad de estar
al frente del hospital implica conocer las limitaciones a las cuales se está
sujeto. Así como el hecho de que la educación pública sea fuertemente
cuestionada, no me exime de enseñar, la crisis del sistema de salud de la
provincia no es excusa para no curar. Y digo curar porque vine con mi hijo por
una diarrea y le sacaron placas (muy malas también) de todo el cuerpo, pero
solo me dieron una fotocopia con la dieta a seguir…a los dos días queda
finalmente internado con bronquiolitis y me pregunto ¿Por qué pasar por alto la
relación directa entre falta de higiene, hacinamiento y contagio
intrahospitalario?
Otro aspecto a considerar es el trato frente los pacientes
con enfermedades mentales a los cuales se los atiende en guardia por gente “que
se da maña” sin formación de ningún tipo en la materia por lo cual prevalece la
humillación y el maltrato físico por parte de médicos y enfermeros que actúan
según lo que vieron en películas. Sin la
más mínima consideración, hace una semana, me ataron a una camilla como a una
asesina serial, cuando sólo soy una persona estresada por el malestar de su
hijo,el personal de la guardia de adultos me llenó de insultos de índole discriminatorio como “negra
de mieda” o “loca psiquiátrica”. Aún persisten los hematomas, los medicuchos de
la guardia me humillaron, me retorcieron las manos, me pelliscaron las
pantorrillas y me arrancaron los aros de plata y oro que nunca más me
entregaron…tengo una infección en la oreja a causa de los tirones. Una
verdadera pesadilla que tiene que trascender de lo anecdótico , cruzar las
puertas del hospital.
Cualquiera con un mínimo de conocimiento de lo que son las
organizacdiones, puede ver a las claras que en la disposición del servicio de
guardia subyace una visión peyorativa de lo que es la población que asiste a su
hospital público, dado que lo primero que con que se recibe a los niños es una
puerta atrancada, tras la cual toman mate sin cesar los vigiladores que
maltratan a los pacientes ya sea con gritos ,ya sea con insultos. Usted delega
en el personal de seguridad la responsabilidad de determinar la urgencia de los
casos y hasta la pertinencia o no de haber asistido a la guardia. Varios
agentes de vigilancia fueron agredidos la semana pasada por madres cansadas de
expresiones tales como “ Que se jodan por trolas”, “la guardia está para uno
con la cabeza rota, una quebradura, no por un poco de fiebre”. Hay en el
ambiente un clima de terror hacia la gente pobre que se traduce en el tono
imperativo de enfermeras y el personal en general, parece que le temen a la
extrema pobreza que han dejado atrás y la
presencia de un pobre les recuerda permanentemente que lo importante son los
pequeños privilegios de tener sueldo y trabajo fijos. ¿Con qué derecho un
médico, una enfermera, un camillero pueden castigar físicamente a los pacientes
que hacen un reclamo totalmente válido respecto de la atención? ¿Por qué los
asistentes sociales me ofrecieron pagarme un remis para ir y volver a mi casa y
a la chica de la cama de al lado, con siete chicos, ninguno escolarizado, no le
ofrecieron ni un paquete de fideos para llevarle a los hijos que según ella no
comen hace días?
En este conglomerado de irregularidades hay aspectos que
atañen directamente a la dirección del Hospital y si bien no tengo los fueros
suficientes como para marcarle sus deberes, es mi obligación como miembro de la
comunidad pedirle que revise estas cuestiones. El jefe de internación en
pediatría se excusó de la inoperancia
del servicio con la frase “el 53 por ciento de la población no puede
equivocarse”…
Más allá de las graves implicancias de este modo de
expresión, lo concreto es que se le miente a los pacientes cuando dicen que no
hay camas, cuando dicen que “hay retención de guardia” una expresión estrafalaria
que se traduce sencillamente como la interrupción del servicio de la guardia de
pediatría durante el mediodía, se le miente a la gente en lugar de
comprometerse con la comunidad.
Para terminar, quisiera obtener una respuesta en relación a
estos inconvenientes y sobre todo, quisiera que tome conocimiento de que su
personal de enfermería y de seguridad, salvo excepciones, son gente mal educada
y agresiva: mi hijo permaneció 24 horas con una vía abierta sin tapitas, a
merced de cualquier infección, porque las enfermeras simplemente no se
acordaron de cumplir la prescripción de retirarsela, tampoco le dieron la dosis
que le correspondía del antibiótico el domingo al mediodía, a pesar de que
gentilmente se los recordé.Por último quisiera saber los fundamentos por los
cuales se restringe la presencia de los padres, por su condición de hombres, al
horario de visita: a mi marido un enfermero le fisuró una costilla porque no
quería separarse de su bebé.
Natalia Pamela Miraglio.