lunes, 13 de febrero de 2012

Cómo es el hambre.


HAMBRE y POBREZA.
     El hambre no se encuentra sólo en la pobreza ni tampoco es una consecuencia directa de ésta. El hambre funciona a veces como igualador social. Cierto es que se cuentan muchos más casos de hambre en los sectores más carenciados de la sociedad, pero el hambre no va a ser menos agresivo con ese osado alpinista alemán que goza de muy buena reputación y condición económica y que hace meses se encuentra perdido en el alto Perú.
     Pasar hambre un día entero es terrible y no digo pasar un día aguantándose las ganas de comer, sino estar ya con hambre y tener que pasar el día en ese estado. ¿Cuál es el extremo del hambre? ¿El canibalismo?, ¿pasarle la lengua a una pared con humedad para absorber algún elemental nutriente?, ¿el auto canibalismo? En el cuento “El hambre”, Mujica Láinez nos habla de ello. ¿Alucinaciones, tal vez?, y no me refiero a ver a un hombre flaco con forma de hot dog o a un gordo con forma de hamburguesa, sino ver comida donde no la hay o ingerir cosas que no son comida como en la memorable película de Chaplin o en aquel capítulo de La Pantera Rosa en el que salpimienta la foto de un pescado, la fríe en aceite y se sienta a la mesa a comerlo con cubiertos.
     En esos momentos extremos, en esas circunstancias tan adversas, hasta el más acaudalado es pobre, hasta el más acaudalado se convierte en algún sufriente de la India o de África.
     Nadie esta exento de caer en el hambre, pero no el hambre que nos da en casa, ese que hacemos desaparecer inmediatamente de un engullón. Un naufragio, un secuestro, la guerra, la post guerra, el derrumbe de una mina, permanecer atrapado en un pozo durante días… Todo esto no le sucede sólo a la gente de bajos recursos.

     Pero estas son situaciones de hambre extremo. Hambre también es revolver la basura; hambre es tentarse en una vidriera y no poder, recordemos ese intenso poema de Prevért  “Antes de mediodía”; hambre es sobrevivir a perro y gato y no por cultura.
     Cuando el hambre llega, lesiona por igual el estómago de cualquier ser vivo. ¿Puede el hombre paliar el hambre con musgos, algún que otro insecto y agua?, en el cuento “Un artista del hambre” de Kafka, parecería ser que sí.
Hambre también es haber estado días y días sin comer y que nos alcancen sólo una rebanada de pan, pasar hambre es haber pasado hambre y comer “por las dudas”.
     El hambre tiene la cara de la muerte y tiene una forma hueca que hay que llenar; el hambre es un  disparador para la reflexión del hombre sobre El Hombre (recordemos el discurso de Rocinante); el hambre nos pone alerta y nos despierta la inteligencia, hay ejemplos de esto en “El Lazarillo de Tormes” y en “La vida del buscón llamado Don Pablos”; el hambre llevó a la especie humana al desarrollo de nuevas tecnologías (arado, cultivo, herramientas, y todos los avances que hoy conocemos) y este fenómeno jamás se detendrá.
     El hambre es lo que no tiene que haber para que haya vida pero al mismo tiempo es lo que tiene que haber para que la haya pues es el instinto primero, el llamado primero para que una vida pueda ser. No hacemos otra  cosa más que responder a ese instinto, cualquier ser vivo, las plantas se hacen fuertes en sus raíces y sus hojas en respuesta a ese estímulo. Desde que somos concebidos comenzamos a responder a este gran disparador de todo tipo de actividad. ¿Para qué trabajamos? Para que cuando el hambre llame tener con qué responder, luego sí, para el teatro, los viajes y la ropa, pero primero, para alimentarnos.
     Poder satisfacer un petitorio de nuestras tripas nos produce placer porque estamos respondiendo a un estímulo primitivo propio de nuestra condición de seres vivos y nos garantiza la permanencia en este mundo.
     Jamás abandonamos nuestra relación con la teta. Esta actividad autómata e instintiva de la succión, luego se traduce en la invención de un arma, la planificación de la caza de un animal, la cocción y la ingestión del mismo; esto en el Paleolítico. Hoy, el hambre alcanzó formas casi feroces para algunos y sutiles formas para otros, por el temor ancestral que nos infunde, trabajamos todos los dias y nos sometemos a la maquinaria que si pudieramos romperíamos a patadas.
     Siempre es mejor tener a ese instinto callado o mejor, no callado, pero que no grite aterradoramente, sino que simplemente avise en voz baja. La actividad en el planeta de todo ser vivo y de todos los seres vivos en conjunto, es regida por el hambre. El hambre..., ese poderoso mandato natural que si no se cumple, no se es.

                                                                                                                                Pablo Visalli.



                                                                                                                                               

3 comentarios:

  1. Mortal esto:
    Hoy, el hambre alcanzó formas casi feroces para algunos y sutiles formas para otros, por el temor ancestral que nos infunde, trabajamos todos los dias y nos sometemos a la maquinaria que si pudieramos romperíamos a patadas.

    ¡Felicitaciones!

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  2. Bueno, gracias por las congratulaciones.Me faltó un copetito para presentarlo al colaborador, pero...Es impresentable...:)

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  3. Preséntelo que se lo merece (unos datos fríamente biográficos debajo del nombre, no más)

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