Teorías pendientes de comprobación: Locura.
Siempre escuché, por parte de estudiantes de
psicología, que Lacan es un tipo difícil de leer…A la altura en que estos
estudiantes se chocan con Los Escritos, han asimilado la estructura discursiva
del texto “académico” al punto de que no se vislumbra con claridad el hecho de
que toda realización teórica se expresa a través de signos, de representaciones
de los hechos. La pretensión de univocidad de significado de los tratados de
psicología se desmorona con Lacan, porque él comprende el modelo estructuralista (primer Lacan) en el
campo paradigmático de la lingüística en
boga al momento de pensar en la etiología de las psicosis. Lacan escribe,
entonces, a sabiendas de que lo que hace,
es ante todo, un juego con el discurso, no es casual, entonces, que el núcleo
más potente de su teoría lo desarrolle con el título de “Escritos”. Lacan
coloca al sujeto en el devenir de una cadena de significados que lo anteceden y
lo preceden y se puede decir, groseramente, que un ser humano al nacer no es
más que un conglomerado de carne y huesos informe hasta tanto sus padres o
quién sea, lo introduzcan en el entramado de los símbolos. El acto mismo de
ponerle nombre implica que ese pedazo de carne se inserte en la cadena, el
nombre lo designa y lo envuelve en una tradición: los padres le dan así la primera
cualidad del sujeto. La famosa teoría de “La metáfora del nombre del padre”
(imposible de desarrollar en una entrada de blog), explica la incorporación del
bebe al mundo de los signos a través de su propio nombre, es decir, la representación de sí mismo, primer paso en la conformación del sujeto, del
yo y su ingreso a la cultura. Cabe aclarar, en esta rudimentaria explicación,
que las analogías entre el signo lingüístico y el signo o “la letra “del inconsciente,
sirven como modelo explicativo pero no son lo mismo, la facultad de estar
“sujeto” a una cultura mediante la representación de uno mismo en el lenguaje,
se logra a expensas de la sustracción del ser: el signo no es la cosa y existe
sólo como representación, en tanto que, el “nombre” no es la persona, sino su
ausencia.
La psicosis, la enfermedad mental
crónica, que no se “cura”, tiene su origen en un fenómeno muy complejo que se traduce
“forclusión” o “rechazo”: La metáfora del nombre del padre se desmorona, no se
asimila la mediación entre el lenguaje y lo tangible, lo real. La ruptura del
vínculo entre significados imposibilita la conformación del individuo en tanto
sujeto “de la cultura”.
En la medida en que más o menos me
fui interiorizando de este mecanismo me preguntaba qué pasa con ese ser humano
que no pudo alcanzar la facultad de sujeto…(Algo me decía que esto era una
nueva condena a la locura, que un loco no es sujeto de la cultura…algo así como
“los perros no van al cielo”). Hay un texto fundamental para comprender la
psicosis que revolucionó la psicología: el viejo y querido Freud había llegado
a comprender que las psicosis y las neurosis son muy distintas, optó por centrarse
en esta ultima patología, propia de la mujer victoriana, consideró a la psicosis como incurable o
intratable mediante el método de la transferencia y dejó el camino abierto para que Lacan desarrollara “De una cuestión
preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis”.
Cuando me han preguntado cómo hago
para vivir entre locos yo resumo toda la teoría en una breve explicación: todo
loco, aunque no se le entienda cuando habla, o tenga un discurso caótico,
también tiene una parte sana, por mínima que sea y con esa porción del sujeto
que puedo comprender, vivo, interactúo, comparto y sufro. Leer la “Obra
Completa” de Freud y Lacan, no cura, así como leer un tratado sobre Kinesiología
no calma el dolor muscular…Pero es necesario conocer ciertos mecanismos para
sobrellevar con dignidad la locura.
Ahora me voy a apartar de lo general y voy a
tomar nota de lo que es un loco, cómo es su vida, su economía, su sexualidad,
su vida social. Hace poco le pregunté a una escritora que admiro si sabía lo
que es un loco o si alguna vez había visto locos de verdad (y de cerca, sobre
todo) y me dijo que realmente no, que solamente conocía locos menores o
fingidos. Yo voy a hablar de la clase de locos que conozco y que pertenecen al grupo de los
esquizofrénicos, nombre harto genérico pera designar la naturaleza
absolutamente variada y compleja de las
manifestaciones de esta enfermedad.
Vida del loco.
Como es de suponer, cada cultura
tiene su propia visión respecto de la locura y la bibliografía al respecto es
apasionante de leer sobre todo en Foucault, por lo que no quisiera entrometerme
en un campo que apenas si conozco como lectora. Me limito a situarme
sociohistóricamente en mi país, mi región y mi cultura.
Las posibilidades de tratamiento de
la psicosis infantil están severamente marcadas por las variables económicas y
educativas del entorno del niño. Los hijos de obreros que tienen esta
enfermedad no tienen acceso a los centros especializados o lo tienen pero no
disponen del capital cultural necesario para detectar la enfermedad y las
posibilidades de tratamiento. Los chicos con psicosis van a parar a las
escuelas especiales para chicos con distintas enfermedades, depósito tristísimo
de niños que bien podrían interactuar con otros de las escuelas “comunes”. La
esquizofrenia en muchos casos representa un deterioro importante de las
capacidades cognitivas, pero en otros, la capacidad de aprendizaje está intacta
y muchas veces, lejos de verse estimulada, se ve aplacada por un trato “diferencial”
que no siempre es trato especializado precisamente.
Un niño con psicosis debe padecer
las implicancias más remotas y brutales de la vieja pulseada “natura- nurtura”
por lo que ha de deambular por psicopedagogos, psiquiatras, psicólogos,
neurólogos quienes toman una parte de ese niño epistemológico, ya sea desde lo
fisiológico, lo mecánico, lo sistémico, lo cognitivo, lo descuartizan y lo
estigmatizan a temprana edad.
Unos padres (casi siempre madres, a
decir verdad) de un niño con psicosis nunca son bien informados de la situación
de su hijo y puedo señalar las dos causas más comunes: por un lado, los
profesionales saben que realmente se trata de una enfermedad grave e
incapacitante por lo que temen enfrentar la angustia de los padres, por otro
lado, se subestima la capacidad de comprensión del fenómeno y consideran que
los conocimientos “construidos popularmente” fuera del ámbito académico, son nocivos,
peligrosos.
Aquí ya me he metido en otro
problema relacionado con la economía de la cultura y es la lucha por el poder
de “la especialización académica” en oposición a las lecturas no reguladas de
las teorías de la mente. La apropiación de un profano en la materia de los
conocimientos protocolares de la psiquiatría y sus amigas, la psicología y la
neurología, es considerada peligrosa. Entre explicar “más o menos” qué está
pasando con su hijo, y meterse de lleno en una materia pantanosa donde no existen
La Psicología, La Psiquiatría, etc., como entidades alineadas a una misma
doctrina, a una sola explicación, los profesionales prefieren no decir nada.
Por otra parte, el niño con
psicosis debe enfrentar los estereotipos del cine y la literatura mal entendidos
como reflejo de lo real: el psicótico es un asesino en potencia, usa sus
personalidades múltiples para hacer el mal, mata a la madre, viola niños. Como
todo artefacto artístico, los personajes sin conflicto carecen de atractivo
(ver Cohelo, Pablo), y dentro de los tópicos del fantasy están profundamente
arraigados y bellamente representados los personajes locos que hacen algo
terrible a causa de su mal, lo cual no significa que un loco “normal”,
corriente, necesariamente “termine” matando a alguien, o si lo hace ocurre en
igual medida que en el mundo de los delincuentes comunes.
Decir “fulano es psicótico” por “fulano
es un hijo de puta” también atenta contra la integridad social del niño con
psicosis, una enfermedad maldita. Una vez que se sabe que un niño tiene
psicosis, dejan de frecuentarlo por temor al contagio o el final trágico que
puede desencadenar un loco. No lo invitan a los cumpleaños, no lo dejan
ingresar a una escuela común, mucho menos en un equipo de futbol así sea de
potrero. La gente en la calle siente pena por el niño y la madre que reniega
con una pataleta, pero todo el peso recae en la madre, mientras la sociedad y
la misma familia ignoran esa carga y sigue de largo…
Si un niño con psicosis, como todo
niño, se encapricha con algo imposible (el ventilador de un comercio, por
ejemplo) cualquier persona, cualquier transeúnte, se cree con derecho a
dirigirle la palabra para “hacerlo razonar” y “enseñarle”, dos cosas que el
niño sabe hacer perfectamente “cuando quiere”. Cualquiera se cree con derecho a
“corregir “al niño con psicosis quien pone en jaque los estereotipos más
básicos de la sociedad occidental: la propiedad privada, (todo le pertenece),
la educación escolar (aprende de maneras atípicas, sobre todo lo referente al
lenguaje, puede imitar el habla de un animal, el lenguaje de las traducciones
mejicanas de películas de Hollywood), el derecho penal (sus actos son
inimputables en todos los ámbitos).
Si el niño con psicosis además es
pobre, es común que lo obliguen a trabajar vendiendo en la calle, o directamente
es obligado a mendigar…si tiene muchos hermanos, el psicótico es condenado a la
marginalidad, hoy, en mi país.
En situaciones menos extremas, el
niño con psicosis, interactúa con su entorno bajo el mote de retrasado y sus actos
son vistos con mayor indulgencia, lo cual no lo exime de la hostilidad social.
Nadie desea tener como vecino a un niño psicótico que grita a cualquier hora o
por cualquier cosa (tiene hidrofobia o siente que lo están torturando cuando lo
bañan, necesita gritar con todas sus fuerzas antes de dormir, no soporta dormir
en la cama, etc., etc., etc.).Si su familia vive en una casa alquilada, es
probable que no quieran renovarle el contrato por los ruidos o las actitudes
molestas del niño enfermo.
La presencia de un niño con
psicosis pone a prueba la tolerancia del entorno extrafamiliar y la mezquindad
de cada uno frente a lo que cuesta entender. En el imaginario social, el niño
con esta enfermedad tiene que compensar sus arranques con alguna genialidad,
como en la famosa película Raiman, cuando lo más probable es que a cambio de
sus arranques el niño con psicosis no tenga preparado ningún número de circo…
Psicosis en el adulto.
Es extraño hablar de adultez en los
casos de esquizofrenia ya que la evolución psicosexual de la persona corre por
carriles distintos al de las personas
sanas y lo más difícil de entender es el hecho de que el “correr” que implica
una linealidad cronológica no existe en
la esquizofrenia, tampoco conviene usar la palabra evolución en el sentido de
mejoramiento ascendente ya que la generalidad es que la enfermedad evolucione
en el sentido de un deterioro psíquico cada
vez mayor.
Por lo tanto no se puede hablar de
adultez sino de la vida de la persona esquizofrénica más allá de los 20 años de edad época en la
cual se definen con mayor facilidad los rasgos de la esquizofrenia y
probablemente cuente con algún tipo de tratamiento de orden psicofarmacológico.
Los antipsicóticos funcionan sobre el sistema nervioso central inhibiendo o
estimulando la dopamina y otras sustancias de orden químico que sufren
alteraciones y producen alucinaciones visuales, auditivas y táctiles,
alteraciones del sueño y en la alimentación, afasia, movimientos espasmódicos,
risa inmotivada…
La apariencia típica del loco con
pelo desgreñado y ropa grande, descolorida, tiene su explicación en el impacto
que provoca en una familia con padre seniles o fallecidos la presencia de un
adulto muchas veces incapaz de acceder al empleo, de generar su propia manutención
por lo que sus allegados no quieren o no pueden “hacerse cargo” de una persona
económicamente inactiva.
El loco que se queda sin padres
depende de la caridad, la ropa usada, la pensión que otorga el estado, las
academias de peluquería que necesitan voluntarios.
Qué hace un loco para no serlo,
cómo se comporta, qué piensa y cómo vive son cuestiones que de por si ameritan su
desarrollo en apartados siguientes.
http://www.angelfire.com/pe/actualidadpsi/lacan.html
http://www.angelfire.com/pe/actualidadpsi/lacan.html
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